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TERRAFORMACIONES



TERRAFORMACIONES
1.- Marte 





Quién no ha soñado alguna vez convertir un planeta desértico como Marte en un lugar habitable, repleto de seres vivos y con una exótica naturaleza. ¿Es posible?. Arnold schwarzenegger ya lo intentó en “desafío Total”, descubriendo un artefacto alienígena en las entrañas huecas del Olimpus Mons, que derretiría en cuestión de horas los gases almacenados en un glaciar del interior de la montaña, creando una atmósfera. Estos gases congelados existen. Las franjas negras de la foto no son árboles, sino CO2 congelado durante el  invierno que se evapora al llegar el verano marciano.






En ciertos aspectos, Marte es muy parecido a la luna. Poco tamaño y baja gravedad son algunas de estas similitudes. Pero, al menos, Marte guarda sobre su superficie valiosos gases que en la luna aún no han sido descubiertos o se perdieron hace tiempo. Con ello me refiero al CO2, fundamental  junto con el agua para el inicio de una terraformación.

Marte es un planeta helado. La foto adjunta pertenece a uno de sus polos. Las temperaturas en la superficie oscilan desde una mínima de –87ºC hasta una máxima de –5ºC. A esas temperaturas, el agua  siempre se encuentra en forma de hielo. Pero la presencia de agua líquida en el planeta tiene también un enemigo en su presión atmosférica. Oscila entre 0,4 y 0,87 Kpa., y está prácticamente en lo que se conoce como “punto crítico del agua” (0,7 Kpa). Hasta tal punto es coincidente esta paradoja que, durante loa misión Mariner 9, se utilizó ésta presión como referencia para definir en Marte el “nivel del mar”.

De modo que, para que Marte fuera capaz de albergar vida en su superficie, tal y como la concebimos nosotros los humanos, sería necesario aumentar la presión atmosférica del planeta calentando los polos unos pocos grados y liberando el CO2 que el planeta guarda congelado. Pero ello tiene un peligro: El viento solar






 
El gráfico adjunto ilustra los efectos del barrido del viento solar sobre la atmósfera marciana. El vector de flujo magnético cerca de los polos magnéticos llega a ser paralelo a la trayectoria del viento solar, por lo que la fuerza capaz de desviar o atrapar estos iones solares queda debilitada. (F = q.V X B) La colisión con partículas atmosféricas de una sola partícula solar provoca un efecto de barrido capaz de arrancar de la capa límite del planeta plasmoides de atmósfera, dotando a estos de energía cinética suficiente para escapar de la gravedad del planeta.

 
El efecto de arrastre de la atmósfera fuera del planeta se manifiesta de dos formas: En primer lugar, ejerciendo una presión sobre la atmósfera planetaria, comprimiéndola en el lado iluminado y  expandiéndola en el lado oscuro y en segundo lugar con un efecto de arrastre en las zonas del planeta ubicadas en el límite de sombra.

En el caso particular de Marte, en aquellos puntos con un mayor campo magnético residual, la atmósfera es más gruesa. El gas sobresale de la esfera como una montaña. La colisión de partículas de viento solar  en esos puntos facilita el arrastre de los plasmoides fuera de la capa límite.
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Este torrente de partículas procedentes del sol ha de ser por tanto el principal responsable del desgajamiento y arrastre de las atmósferas y su expulsión junto al viento solar. De otro modo, lejos de perturbación exterior, la atmósfera debiera permanecer dentro de la zona de influencia del planeta.


DESVIANDO EL VIENTO SOLAR

 La tecnología que propongo para el desvío del viento solar resulta sencilla y realizable por el ser humano: Una nave en el punto de Lagrange L1, con un conductor de varios Kilómetros de longitud, a modo de cola de una cometa que podría ser efectuado mediante paneles fotovoltaicos,  por el que circularía una corriente eléctrica. El conductor apuntaría en dirección al planeta.

El campo magnético producido es anular,  según se aprecia en el dibujo adjunto:








 
Por otra parte, el viento solar está compuesto principalmente de protones y partículas con carga  positiva, que estarían viajando alineadas con nuestro hilo conductor. Por tanto, al cruzar por la zona de nuestro campo magnético, se generaría una fuerza perpendicular al plano que forman el vector campo magnético y la velocidad de la partícula. (Por tanto, una aceleración radial).

Utilizando un conductor de 400 Km de longitud, conseguiríamos acelerar las partícula en dirección radial variando la trayectoria de la misma.

Una vez que la partícula sale de la zona de influencia, ha sido desviada en el punto de Lagrange, que se encuentra aproximadamente a 1.000.000 Km del planeta, formando conos alrededor del conductor. Las partículas, viajando en dirección opuesta al sol a 400 Km/s, todavía tardarán 42 minutos aproximadamente en alcanzar la órbita. Pero cuentan con una velocidad perpendicular a la trayectoria inicial de impacto que las aleja de su destino.

 
Empleando una corriente de 180 Amperios, los protones que mas cerca pasan del blanco en estas condiciones son los que viajaban en un cinturón a unos 1.900 Km del cable conductor. Lo hacen a 340 Km de la superficie del planeta.

Aumentando a 200 Amperios, el desvío de protones es a mas de 500 Km. Sin embargo, el helio y demás componentes mas pesados continuarían impactando, debido a que es más difícil acelerarlos por su mayor masa. Requeriríamos unos 350 Amperios en nuestro conductor.


Si nuestro conductor tiene más longitud (Por ejemplo, 800 Km), las partículas serán aceleradas durante más tiempo. Con los 180 Amperios iniciales, siendo las partículas aceleradas radialmente durante 2 segundos, se conseguirían 340 Km libres de helio ionizado y un gap de 2.000 Km libre de protones en el que podemos construir nuestra atmósfera


 (Continuará)